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Tratamiento

En cuanto al tratamiento del lagrimeo, lo primero será tratar los problemas de los párpados y pestañas: párpados incurvados hacia dentro o hacia fuera o con laxitud excesiva, párpados caídos, deformidades, dificultad de cierre o de parpadeo, pestañas con dirección anómala, etc.

 

Si existe una patología de la vía lagrimal que justifica el lagrimeo, el tratamiento dependerá del lugar de la obstrucción. Casi siempre deberemos realizar un tratamiento quirúrgico que podremos practicar mediante anestesia local y en régimen ambulatorio.

 

1.- En ocasiones son los puntos lagrimales los que están cerrados o muy estrechos y no permiten la entrada de la lágrima en el circuito. Esto puede ocurrir por el paso de los años o por existir simultáneamente un ectropion medial que lleva los puntos hacia fuera de forma que se epitelizan (se taponan)

El este caso el tratamiento será realizar una puntoplastia (vídeo), es decir, unos pequeños cortes en los puntos lagrimales que ampliarán el orificio por el que la lágrima entra en los canalículos. Cabe la posibilidad de utilizar también unos tapones lagrimales perforados (para ojo lloroso), que mantienen el punto abierto a través de los mismos.

 

2.- Cuando la obstrucción es más baja, a nivel del saco lagrimal o en el conducto nasolagrimal, deberemos recurrir a la intervención llamada dacriocistorrinostomía.

 

El abordaje clásico para esta intervención es el externo, es decir, desde la piel, por lo que se denomina dacriocistorrinostomía externa (vídeo) que consiste en unir internamente el saco lagrimal con la mucosa que recubre el interior de la nariz, creando así una nueva vía de drenaje de la lágrima. Requiere una incisión de unos 2 centímetros en la piel en la zona situada entre el canto interno del ojo afectado y la nariz. Después hay que identificar el saco lagrimal, en el que se realiza una abertura y se independiza la pared interna realizando en ella un colgajo. A continuación se hace una osteotomía, es decir, un agujero en el hueso subyacente y a través del mismo se accede a la capa que recubre la fosa nasal, en la que también se talla un colgajo que se une al que habíamos realizado en el saco lagrimal. Por último, se coloca un tubito de silicona por toda la nueva vía lagrimal (que habrá que mantener durante 3 meses y que se extraerá entonces en la consulta) que nos ayudará a mantener la comunicación abierta y se cierra mediante puntos de sutura desde dentro hasta la piel.

 

 

En los últimos años se ha innovado en este campo, apareciendo las técnicas mínimamente invasivas, en las que se puede relalizar la cirugía desde la nariz (dacriocistorrinostomía endonasal - vídeo). El trabajo se realiza desde la nariz con unas pinzas muy finas y mediante control visual endoscópico. Se deja también un tubito de silicona. Es una cirugía menos traumática que la externa, en la que se producen menos hematomas,  la recuperación es mucho más rápida, el riesgo de sangrado es mucho menor y no existe cicatriz en la piel al no haber herida exterior ni puntos de sutura.

 

La técnica más novedosa para el tratamiento de las obstrucciones lagrimales bajas se realiza mediante láser desde dentro de la vía lagrimal (dacriocistorrinostomía transcanalicular con láser - vídeo), con lo que se reduce todavía más el traumatismo quirúrgico. Se introduce una fibra láser (láser diodo) a través del punto lagrimal, se conduce por el canalículo hasta el interior del saco lagrimal y desde allí, y con control visual endoscópico, se realizan disparos que atraviesan la pared del saco lagrimal, el hueso y la mucosa nasal, creando así una comunicación a través de la cual podrá de nuevo circular la lágrima. Colocaremos igualmente un tubito de silicona.

 

3.- En los casos en que las técnicas convencionales fracasan o la obstrucción no es susceptible de ser tratada mediante ellas, se recurre a la implantación de un tubito de vidrio que une la parte interna del lago lagrimal o carúncula con la nariz, creando así una comunicación directa para el drenaje de la lágrima (lacorrinostomía con tubo de Jones - video). Este tubito quedará ahí de forma permanente pero está oculto y no se puede ver desde el exterior. Aunque se trata de una técnica antigua, en los últimos años se ha mejorado mucho el porcentaje de éxitos gracias al control visual endoscópico que nos permite ver en todo momento cada zona en la que estamos trabajando sin necesidad de hacer un corte en la piel.

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4.- Cuando el conducto lagrimal se encuentra estrechado pero no completamente cerrado, el paciente refiere lagrimeo pero si realizamos una irrigación de la vía, el líquido pasa hasta la fosa nasal aunque realizando algo más de presión de la habitual. En estos casos el tratamiento consiste en colocar un tubito de silicona desde los puntos lagrimales hasta la fosa nasal, recorriendo toda la vía lagrimal (dacriointubación cerrada o dic - vídeo)

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